La casa de Aleyn
Gante es famosa por el hecho de que hay una gran cantidad de edificios y estructuras históricas y culturales, y aquí se ha conservado la única casa de beneficencia de la ciudad. Este edificio tiene una historia y una fama únicas que se han extendido por toda Bélgica.
Características de la Casa Aleyn
La historia de esta casa - la casa de beneficencia es muy rica e interesante - la historia del surgimiento de esta institución está estrechamente relacionada con la familia de los hermanos Reims, quienes fueron una de las familias más influyentes de esta ciudad. Tuvieron una disputa con la familia Aleyn, que se intensificó después de que la hija de un rico comerciante no se casara con su prometido Hendrik Aleyn, pero a instancias de su padre se vio obligada a casarse con Simon Reim. Sin embargo, la hija del comerciante se negó a quedarse en la casa de Reim y volvió con su prometido. Después de eso, Simon, junto con sus hermanos, se envenenaron con los alens y mataron a la amada hija del comerciante, y luego, junto con sus hermanos, se dieron a la fuga.
Como era de esperar, los Reims fueron acusados por el tribunal de un crimen cruel, sus casas fueron destruidas. Más tarde, Simon decidió regresar a la ciudad y pedir perdón: pagó una gran suma para pagar la deuda. En 1363 los Alain cedieron su casa para convertirla en casa de beneficencia. Los hermanos Reims estaban obligados a mantener esta institución hasta su muerte.
En 1926 se inauguró un museo en la casa de Aleyn, en el mismo año se creó la Unión de la Sociedad de Folclore de Flandes Oriental, en la que se estudiaba el folclore. Un año después, se creó una biblioteca de folklore. En 1932 apareció el Museo del Folclore, que se trasladó a Cranley Street en 1962.
En 2000, se reabrió un museo de folclore en este edificio, que se llamó Casa Alain. Aquí, a los visitantes se les presentan varias exposiciones: folclore, artesanía, creatividad. Curiosa es la exposición de la peluquería del siglo XX, que conserva todos los elementos que se utilizaban para los cortes de pelo en aquella época. Para sumergirse en la atmósfera del siglo XX, los visitantes del museo cuentan con casetes de audio y video, con los que puede ver y escuchar varias historias de los residentes locales, así como ver la vida de esa época desde diferentes ángulos.
Si está interesado en ver cómo era la vida en la Bélgica moderna hace un siglo, este museo es el lugar adecuado para visitar, con mucho que ver y escuchar.