Museo del encaje en Brujas
El Museo del Encaje de Brujas se construyó como homenaje al recuerdo de que el encaje salvó a muchas familias urbanas de la pobreza y el hambre. Todo el mundo conoce la conocida frase "encaje de Bruselas", pero históricamente, fueron los residentes de Brujas los primeros en Bélgica en tejer las mejores obras de arte.
Historia del encaje
Antes de pasar a la descripción del Museo del Encaje de Brujas, conviene contar algunos antecedentes. A principios del siglo XVIII, en 1717, la ciudad de Brujas no pasaba por sus mejores momentos. Entonces el obispo local decidió ayudar a la población que necesitaba ingresos. Para ello, las monjas de la Orden de las Hermanas Apostólicas se comprometieron a enseñar a las mujeres a tejer encajes. El proceso de tejido llevó mucho tiempo y requirió un trabajo minucioso. Durante una jornada laboral, una artesana sólo podía tejer unos pocos centímetros de material valioso. Por eso el encaje era tan valorado y pronto se ganó el corazón de las damas de la corte de Francia e Inglaterra.
Continuando con el tema
En el Museo del Encaje de Brujas dicen que las diferentes regiones de Flandes tenían sus propias características en la producción de encaje. En Brujas se utilizaban para el trabajo hilos de lino de diferentes espesores, que se tejían formando hermosos motivos florales, que se combinaban en lienzos enteros. Para crear sus obras maestras, cada artesana utilizó un tejido de al menos 300 hilos, que se enrollan alrededor de bobinas afiladas. En algunos productos, el número de estos hilos llegó a 700.
En Inglaterra, la demanda de encaje belga excedió todos los límites posibles, los fabricantes locales sufrieron por esto, por lo que las autoridades prohibieron su importación. Pero esto no redujo mucho su atractivo; se introdujeron de contrabando telas de encaje en el país; incluso se inventó una designación especial para disfrazarlo: se llamó "Angleterre". En algunas regiones de Flandes, el encaje se sigue tejiendo según antiguas tradiciones; esta habilidad es muy valorada hoy en día.
Museo del Encaje en Brujas
Fue inaugurado en 1970 y cuenta la historia de esta costura increíblemente compleja, pero también increíblemente hermosa. Las piezas más antiguas de los siglos XVII y XVIII se guardan aquí bajo un cristal protector especial, pero cualquiera puede verlas.
Hay una tienda en el Museo del Encaje de Brujas donde no sólo puedes tocar el encaje, sino también comprarlo. Además, el museo participa activamente en la labor educativa: imparte clases magistrales y enseña a todos los que quieran trabajar con finos hilos de lino. Aquí también se publican álbumes y revistas que introducen a la gente corriente en el tejido de encajes.
Visitar el Museo del Encaje en Brujas será interesante para aquellos que no son indiferentes a la costura, mientras que otros simplemente pueden admirar el trabajo de las artesanas belgas.